El que quiera provocar una gran reyerta entre cristianos solo tiene que mencionar una palabra: “Predestinación”. Para algunos esta palabra es un tesoro consolador que nos ayuda a comprender más la Gracia y el inmenso amor de Dios, para otros es peor que una bofetada en pleno rostro.
Cualquier idea que desafíe la independencia, el orgullo y la supremacía de la voluntad humana encontrará inevitable oposición dentro de los grupos humanos, especialmente en estos tiempos tan viciados de la filosofía humanista y de la cultura Pop, donde cada uno oye solo lo que le gusta escuchar.
Antes de pasar a explicar con más detalles la doctrina de la elección me propongo demostrar que nuestra lógica humana tiene “agujeros”, y que siendo que nuestra lógica es imperfecta no podemos pretender entender al Dios Perfectísimo. Para los que tienen alguna noción de Teoría de Conjuntos (Matemáticas), les resultará familiar la paradoja de Bertrand Russell, conocida también como Paradoja del Barbero. La voy a enunciar de la manera menos matemática y más coloquial para que pueda ser comprendida por todos:
En un lejano poblado de un antiguo emirato había un barbero llamado As-Samet diestro en afeitar cabezas y barbas, maestro en escamondar pies y en poner sanguijuelas. Un día el emir se dio cuenta de la falta de barberos en el emirato, y ordenó que los barberos solo afeitaran a aquellas personas que no pudieran hacerlo por sí mismas. Cierto día el emir llamó a As-Samet para que lo afeitara y él le contó sus angustias:
-- En mi pueblo soy el único barbero. Si me afeito, entonces puedo afeitarme por mí mismo, por lo tanto no debería de afeitarme el barbero de mi pueblo ¡que soy yo! Pero si por el contrario, no me afeito, entonces algún barbero me debe afeitar ¡pero yo soy el único barbero de allí!
El emir pensó que sus pensamientos eran tan profundos, que lo premió con la mano de la más virtuosa de sus hijas. Así, el barbero As-Samet vivió por siempre felíz.
Esta paradoja nos demuestra como en nuestra lógica, incluso las cosas sencillas, se nos escapan y entran en contradicción, de este modo debemos tener mucho cuidado cuando neguemos doctrinas tan profundas y magnificas como la elección incondicional solo por no comprenderlas.
El erudito evangélico J.I. Packer expresó: “la mente carnal del hombre, incluso entre los salvos, no aguanta abandonar la ilusión de que ella misma es capitán de su propio destino y dueño de su propia alma.”
Predestinación significa: Destinado de ante mano (destinado antes). Hace referencia al arreglo divino de las circunstancias para cumplir Sus decretos concebidos desde antes de la fundación del mundo.
Elección refiera al hecho de crear, de entre la humanidad condenada, a ciertos individuos para ser beneficiarios del don gratuito de la salvación, sin referencia a los méritos ni el esfuerzo humano, ni siquiera a la fe prevista de los elegidos. Dios no realizó su elección de manera cruel y arbitraria, sino en base a su gracia y sapiencia.
Reprobación, es la otra cara de la moneda. Se refiere al decreto divino de designar, de entre la humanidad condenada, ciertos individuos para servir de objeto de su justa ira divina.
Dios posee atributos (cualidades) que lo caracterizan, una de ellas es su Amor y otra es su Justicia. Estas dos cualidades están, aparentemente, en contradicción una con la otra, sin embargo el mismo Dios que ha dicho de sí: “Dios es amor, pero es fuego consumidor” las concilia en su persona con gran maestría.
Si Dios en el momento del juicio final se parara en las puertas del cielo y dijera “No importan sus pecados, todos ustedes son bienvenidos a mi Reino”, estaría ejercitando su amor pero olvidando su justicia, la cual no le permite dejar sin castigo al culpable. Sin embargo Ro.9, nos habla de la manera que Dios ha escogido para glorificarse.
Todo el que vea injusticia en que Dios condene a unos y salve a otros por el mero designio de su voluntad, en primer lugar está partiendo del basamento errado de alguien merece la salvación, y niega, tal vez de manera inconsciente la muerte espiritual del ser humano carnal y el pecado que le es propio. Dios no haría injusticia ninguna si en el mismo momento en que Adán y Eva pecaron hubiese tomado la decisión de destruir la humanidad. Dios convino un pago con la humanidad, de los cuales eran sus representantes federales, nuestros primeros padres, Adán y Eva. El pacto fue: “No peques porque el día que pecares, ciertamente morirás…” Adán y Eva pecaron y con ellos toda la humanidad, todos los seres humanos que les sucedieron nacimos muertos espiritualmente, o sea separados de Dios.
No voy a tratar aquí el asunto de la Incapacidad Total Humana que ya he tratado previamente, y debe haber quedado esclarecido que el hombre carece de todo poder para decidirse por Dios.
Concentrémonos ahora en la Gracia que es la virtud de la elección, sin la luz de la cual la salvación se verá solo como un premio a nuestras obras o disposición y no como la causa de nuestra disposición y la fuente de nuestras buenas obras.
Si gracia significa “favor inmerecido” no nos queda otra alternativa que concordar en que debe ser independiente de toda acción nuestra, sea o no favorable. Desde este momento tenemos que aceptar que la Gracia y la Elección son hermanas gemelas, por lo tanto inseparables. Es ilógico y descabellado proclamar un evangelio por gracia si negamos la elección.
“Así que también en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia” Ro.11:5
… Continuará.
viernes, 8 de febrero de 2008
martes, 5 de febrero de 2008
Justificación por la fe.
“Mas el justo por la fe vivirá.” Ro.1:17
Un error usual que comenten los cristianos muchas veces es confundir la justificación con la santificación. Ser justificado no significa “ser hecho justo”, sino más bien “ser declarado justo”.
La justificación es un asunto legal mediante el cual somos declarados justos a los ojos de Dios. Es a través de la fe que obtenemos la justificación, sin embargo no podemos afirmar que la justificación sea un premio por nuestra fe debido a que la fe es un don gratuito de Dios, no es obra nuestra. La base de nuestra justificación es la justicia perfecta de Jesucristo, la cual nos es atribuida a través de la fe.
La justificación por la fe está destinada para los predestinados: “Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.” Ro.8:30.
La justificación es un acto absoluto, legal e invariable, la cual nos hace aptos delante de Dios para alcanzar la salvación.
Un error usual que comenten los cristianos muchas veces es confundir la justificación con la santificación. Ser justificado no significa “ser hecho justo”, sino más bien “ser declarado justo”.
La justificación es un asunto legal mediante el cual somos declarados justos a los ojos de Dios. Es a través de la fe que obtenemos la justificación, sin embargo no podemos afirmar que la justificación sea un premio por nuestra fe debido a que la fe es un don gratuito de Dios, no es obra nuestra. La base de nuestra justificación es la justicia perfecta de Jesucristo, la cual nos es atribuida a través de la fe.
La justificación por la fe está destinada para los predestinados: “Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.” Ro.8:30.
La justificación es un acto absoluto, legal e invariable, la cual nos hace aptos delante de Dios para alcanzar la salvación.
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lunes, 4 de febrero de 2008
El nuevo nacimiento según la perspectiva reformada.
En el mundo evangélico existen dos enfoques fundamentales sobre el milagro del nuevo nacimiento. El primero centra su enfoque en la decisión que toma el pecador, resultado de la cual se produce el nuevo nacimiento. O sea, por su libre voluntad de decisión (libre albedrío), el pecador produce fe en sí mismo, cree en Dios y Dios responde a su fe concediéndole el nuevo nacimiento. Según este modo de verlo, Dios es pasivo, aguardando para responder a la iniciativa humana. Evidentemente esta es la perspectiva arminiana del nuevo nacimiento, donde la fe produce el nuevo nacimiento.
La visión calvinista concibe al hombre como espiritualmente muerto, incapaz de decidir por Cristo. Dios, entonces en un acto soberano, obra en el muerto la vida espiritual, que es el nuevo nacimiento. En este acto el pecador es totalmente pasivo, Dios obra de manera activa en su corazón, cambiando su naturaleza y haciéndole capaz de percibir las cosas del Espíritu. El nacer de nuevo produce fe, no al revés. La fe es un don de Dios, no una obra del hombre. El pecador no contribuye en nada con su salvación. ES PURA GRACIA.
Si hacemos un análisis bíblico de los siguientes textos nos percataremos sin mucho esfuerzo de cuál es el orden lógico de los sucesos, veremos si primero es la fe y luego el nuevo nacimiento o a la inversa.
Jn.3:3 “El que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios”.
TEXTO:Jn.3:3. CAUSA:Nacer de nuevo. EFECTO:Ver el reino de Dios.
TEXTO:Jer.24:7 CAUSA:Dios dará corazón EFECTO:Para que le conozcan.
TEXTO:Ez.36:26-27 CAUSA:Dará un corazón nuevo EFECTO:Obediencia.
TEXTO:Sal.65:4 CAUSA:Escogido por Dios EFECTO:Atraído a Él.
Jn.1:13 dice “los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de la sangre, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
La posición que adoptemos respecto al nuevo nacimiento dependerá totalmente de que creamos sobre la procedencia de la fe salvífica.
Veamos la siguiente relación causa efecto:
TEXTO:Hch.13:48 CAUSA:Los que fueron ordenados para vida eterna EFECTO:creyeron
TEXTO:Hch.18:27 CAUSA:por la gracia EFECTO:habían creído
TEXTO:Heb.12:2 CAUSA:Jesús, el autor y consumador EFECTO:de la fe.
TEXTO:Fil.1:29 CAUSA:concedido a causa de Cristo EFECTO:creer en El.
TEXTO:Jn.6:65 CAUSA:dado por mi Padre EFECTO:venir a Mi.
La fe es producto de la obra de Dios en el corazón del hombre, fruto del nuevo nacimiento.
La visión calvinista concibe al hombre como espiritualmente muerto, incapaz de decidir por Cristo. Dios, entonces en un acto soberano, obra en el muerto la vida espiritual, que es el nuevo nacimiento. En este acto el pecador es totalmente pasivo, Dios obra de manera activa en su corazón, cambiando su naturaleza y haciéndole capaz de percibir las cosas del Espíritu. El nacer de nuevo produce fe, no al revés. La fe es un don de Dios, no una obra del hombre. El pecador no contribuye en nada con su salvación. ES PURA GRACIA.
Si hacemos un análisis bíblico de los siguientes textos nos percataremos sin mucho esfuerzo de cuál es el orden lógico de los sucesos, veremos si primero es la fe y luego el nuevo nacimiento o a la inversa.
Jn.3:3 “El que no naciere de nuevo no puede ver el reino de Dios”.
TEXTO:Jn.3:3. CAUSA:Nacer de nuevo. EFECTO:Ver el reino de Dios.
TEXTO:Jer.24:7 CAUSA:Dios dará corazón EFECTO:Para que le conozcan.
TEXTO:Ez.36:26-27 CAUSA:Dará un corazón nuevo EFECTO:Obediencia.
TEXTO:Sal.65:4 CAUSA:Escogido por Dios EFECTO:Atraído a Él.
Jn.1:13 dice “los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de la sangre, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
La posición que adoptemos respecto al nuevo nacimiento dependerá totalmente de que creamos sobre la procedencia de la fe salvífica.
Veamos la siguiente relación causa efecto:
TEXTO:Hch.13:48 CAUSA:Los que fueron ordenados para vida eterna EFECTO:creyeron
TEXTO:Hch.18:27 CAUSA:por la gracia EFECTO:habían creído
TEXTO:Heb.12:2 CAUSA:Jesús, el autor y consumador EFECTO:de la fe.
TEXTO:Fil.1:29 CAUSA:concedido a causa de Cristo EFECTO:creer en El.
TEXTO:Jn.6:65 CAUSA:dado por mi Padre EFECTO:venir a Mi.
La fe es producto de la obra de Dios en el corazón del hombre, fruto del nuevo nacimiento.
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