Inmortalidad del alma.
Introducción:
La doctrina de la inmortalidad del alma ha ocupado a los más importantes teólogos de todos los tiempos. Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Juan Calvino y otros tantos y prestigiosos eruditos bíblicos han disertado respecto a esta doctrina que hoy nos ocupa. Hoy proponemos realizar una revisión de los principales conceptos sobre la inmortalidad del alma a la luz de las Sagradas Escrituras, autoridad final y única en cualquier debate filosófico-teológico.
I- El origen del alma.
Si vamos a hablar de la inmortalidad del alma hemos de entender qué es el alma y cuál es su origen:
Posturas históricas fundamentales. No vamos a abundar en el estudio de ninguna de estas posturas, puesto que no es el objeto fundamental de este tema, pero es importante conocerlas, aunque fuere grosso modo para poder situarnos en una perspectiva correcta:
Preexistencianismo:
Postura heterodoxa defendida por algunos teólogos, de los cuales el más conocido es Orígenes. Plantea la teoría de que las almas humanas existieron en un estado anterior y que algunos acontecimientos en aquel estado explican la condición en que actualmente se encuentran estas almas. Orígenes, por ejemplo, considera que la existencia material del hombre actualmente, con las desigualdades y deficiencias morales y físicas que las caracterizan, encuentran su fuente en pecados cometidos en la existencia anterior. Vigencia de esta postura: Los mormones. No necesita refutación, es heterodoxa.
Traducianismo:
Postura defendida por Tertuliano y otros estudiosos, que plantea que el alma se propaga juntamente con los cuerpos mediante la generación, y por lo mismo los padres la trasmiten a sus descendientes. Vigencia de esta postura: Enseñada por la iglesia luterana.
Objeciones:
1- Es contrario a la doctrina filosófica de la simplicidad del alma. El alma es una sustancia espiritual, pura, que no admite división. Si se acepta esta teoría habría también que aceptar que el alma del niño se desprende del alma de los padres. La teoría de que después de los 6 primeros días la obra creativa de Dios cesó, puede refutarse citando la obra activa de Dios en la regeneración.
2- El principal fallo de esta doctrina es cristológico, pues no puede explicar como Cristo no hereda el pecado de María si su alma humana es una propagación de la de María.
Creacionismo:
Postura aceptada generalmente dentro de los círculos evangélicos, que plantea que cada alma individual ha de ser considerada como una creación inmediata de Dios, debiendo su origen a un acto creativo directo aunque el momento en que ocurre no puede precisarse con exactitud.
Argumentos a favor:
1- Es consecuente con el relato bíblico de la creación donde se describen el cuerpo y el alma como de un origen diferente cada uno. Es, además consecuente con la distinción que se establece en las Escrituras entre cuerpo y alma. Ecl.12:7; Is.42:15; Zac.12:1; Heb.12:9-> Comparar con Num.16:22.
2- Reconoce sin tropiezos la postura bíblica de la indivisibilidad del alma.
3- No posee los tropiezos del traducionismo en la Cristología.
Objeciones y explicaciones a las objeciones:
1- Esta teoría, si se acepta que originalmente el alma humana se encuentra poseída por tendencias depravadas, hace entonces a Dios el creador de algo básicamente malo. Si se acepta entonces que el alma es esencialmente pura hace de Dios el autor del mal moral al poner el alma en un cuerpo impuro que la corromperá.
Explicación: Esta objeción falla en su enfoque respecto al pecado, ni el alma ni el cuerpo per se son malas. No es un mal genético que afecte al cuerpo o al alma, ni es una mancha que se propague de generación en generación. Los descendientes de Adán son pecadores, no como resultados de haber sido puestos en un cuerpo pecador, ni por haber sido creados con un alma corrupta, sino porque Dios les imputa la desobediencia de Adán. A esto se debe que Dios les retire la justicia original, y que la corrupción del pecado se desarrolle. O sea la santidad del hombre no es algo que le viene de sí mismo como consecuencia de la creación sino de su relación con el Dios Santísimo, y la separación de Dios resulta en injusticia y culpa para la raza humana. De acuerdo a la postura reformada de Adán y Eva como representantes federales de la humanidad
II- El hombre (unidad alma-cuerpo).
Antes de pasar a definir si es o no el alma inmortal, debemos entender el significado bíblico del término hombre. Entre las posturas que pueblan el escenario teológico de las iglesias cristianas existen dos que son aceptadas generalmente: 1- La postura de la tricotomía. 2- y La postura de la dicotomía.
Sin embargo, aunque los reformados creemos que esencialmente el hombre está compuesto por alma y cuerpo pensamos que no es saludable establecer una dicotomía entre ambos elementos, pues se corre el riesgo de enfatizar uno de los dos y restar importancia al otro pues “tomía” significa división, separación, que no ocurre en el hombre de manera natural.
Un pensamiento pagano introducido en la iglesia de manera subrepticia es la concepción de que el espíritu (alma) es más importante que el cuerpo. Este pensamiento tiene su origen en el filósofo Platón, quien concebía al cuerpo como la prisión del alma y era necesario procurar todo aquello que nos ayudara a liberar al alma de su cárcel material para que esta pudiera experimentar plenitud.
La visión del cuerpo como estuche corrupto de un alma pura es un pensamiento muy frecuente en los escritos de algunos teólogos a lo largo de la historia de la Iglesia. Por ejemplo, en Los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola se puede leer entre líneas el deseo de mortificar al cuerpo para librar al alma del pecado.
-¿Cuál es la postura correcta?
La postura correcta es el balance o equilibrio en la importancia que se concede tanto al cuerpo como al alma. El ser humano no es un cuerpo con alma, ni tampoco es un alma con cuerpo. La manera correcta de enfocarlo sería afirmar que el hombre es un alma y un cuerpo, donde cada uno de los dos elementos forman parte indisoluble del concepto hombre.
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” Gn.2:7.
(Si queda duda en el auditorio citar a Jesús alimentando, sanado como muestra de la importancia que le concedía también al cuerpo humano.)
III- La muerte.
Habiendo comprendido el concepto Hombre procedamos a entender el concepto Muerte antes de pasar finalmente a disertar sobre la inmortalidad del alma. Sin la muerte no tendría sentido plantearnos la pregunta ¿es o no el alma inmortal?
Remitámonos nuevamente al libro de los Orígenes.
Gn.2:16-17. “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y el mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”
El resultado de la primera trasgresión fue:
1- La depravación total humana. La totalidad del ser humano, sin excepción fue viciada por causa del pecado, alcanzando a todo poder y facultad del cuerpo y el alma del ser humano.
2- Pérdida de la comunión con Dios, lo que lo condenó de manera automática a un estado de muerte espiritual, al separarse de la fuente de la vida. Ef.2:1,5,12; 14:18.
3- Introducción no solo de la muerte espiritual sino también de la muerte física. Fue condenado a volver al polvo de la tierra de donde fue tomado. Gen.3:19. Esta muerte es una herencia para toda la humanidad Ro.6:23.
La muerte física se refiere entonces a la separación antinatural entre el cuerpo y el alma.
La muerte espiritual, es la separación entre el hombre y Dios.
IV- La inmortalidad del alma.
El concepto de Inmortalidad del Alma, proviene, no de la tradición cristiana sino del Iluminismo del siglo 18 y de su equivalente el Deísmo.
Si se entiende inmortalidad como la imposibilidad de morir vemos claramente que no es cierta la inmortalidad del alma, puesto que el alma de todo ser humano no regenerado es de por sí un alma muerta. Recordar III-2 (El resultado de la primera trasgresión).
1ª Tim. 6:15-16 dice: “(...) el bienaventurado y único Soberano, Rey de reyes, y Señor de los que gobiernan, el único que posee inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el dominio sempiterno. Amén.” Esta inmortalidad, al decir de Berkhof, es “como una posesión original, eterna y necesaria” (1) en su condición de Dios.
Mas, si vemos la inmortalidad como existencia continuada es un concepto claramente bíblico. Para evitar conflictos de nomenclatura, vamos a referirnos a la Inmortalidad del Alma como Existencia Continuada.
Un concepto de que se opone a la postura bíblica de la existencia continuada del alma es la doctrina aniquilacionista o existencia condicionada, confesada por los miembros de la secta Testigos de Jehová y adventistas del séptimo día.
Si se habla de inmortalidad o existencia continuada debe verse a la luz de la voluntad divina, ninguna criatura posee en sí misma la virtud de existir sino que le es dada por Dios, esta es la postura más aceptada y correcta a juicio propio (Col.1:17 “Y Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten”. Hch.17:28. “Porque en Él vivimos y somos y nos movemos…”).
Sin embargo, en LA INMORTALIDAD DEL ALMA de SAN AGUSTIN, OBISPO DE HIPONA, este filósofo expone un grupo de razones para la inmortalidad del alma de un carácter más filosófico basado en el pensamiento de Plantón, quien ve las razones de la inmortalidad del alma fuera de Dios. Aunque no concordamos con esta postura la menciono para que se conozca:
El alma es inmortal porque:
1- porque es sujeto de la ciencia que es eterna
2- porque es sujeto de la razón que es inmutable.
3- La sustancia viva y el alma, que no es susceptible al cambio, aun siendo de algún modo capaz de cambiar, es inmortal.
4- El arte y los principios de las matemáticas son inmutables y no pueden existir sino en un alma que vive.
Para Agustín el alma es superior al cuerpo y después que ha sido creada por Dios posee existencia en sí misma. Agustín se dividía entre las dos posturas del origen del alma conocidas como Traducianismo y Creacionismo.
V- La conciencia del alma de los difuntos.
1- De la parábola del Rico y Lázaro se puede deducir un estado de conciencia postmorten. Lc.16.
2- 2Co.5:6-9 y Fil.1:23 expresan la expectación de Pablo por experimentar el gozo en la presencia del Señor, el cual no sería posible sin un estado de conciencia.
3- Heb.12:23 Se dice de los creyentes que se han acercado a la gran congregación de la cual forman parte “los espíritus de los justos hechos perfectos.” Lo cual implica de una existencia conciente de los muertos en Cristo.
4- Ap.6:9 Los espíritus claman venganza.
5- Ap.20:4 Habla de los que murieron y reinaron con Cristo.
VI- El estado intermedio.
El estado intermedio es el nombre que se atribuye al estado de las almas de los difuntos antes de la segunda venida de Cristo.
Hay estudiosos que afirman que el alma duerme desde el momento de su muerte hasta la segunda venida de Cristo, y que en este período de tiempo carece de conciencia. Los testigos de Jehová y los Adventistas del Séptimo Día defienden esta postura, la cual fue refutada por Juan Calvino en su libro “Sueño del alma.”
Argumentos a favor del Sueño del Alma y refutación:
1- Los seguidores de esta postura heterodoxa plantean como argumento el hecho de que en la Palabra de Dios el término sueño se emplee como sinónimo de muerte. Ej: Hch.7:60, 1 Ts.4:14,15. Esto sencillamente es una descontextualización de los pasajes que no merece la pena ni siquiera refutarlo.
2- Otro argumento, también pobre, que esgrimen es el de que aquellos que resucitaron como el caso del hijo de la viuda de Naím o Lázaro no hablaron de sus experiencias mientras estuvieron muertos, lo cual implica, según ellos, que no las tuvieron. Es también bastante simple de refutar este argumento, debido a que si no se recoge testimonio de aquellas cosas que ellos hablaron sobre la experiencia, no implica que no las tuvieran, además no sabemos con certeza si las era lícito hablar al respecto. 2 Co.14:2-4.
Luis Berkof parece apuntar en su libro de Teología Sistemática a estar en desacuerdo con la idea del estado intermedio, parece defender la tesis de que las almas de los justos, inmediatamente después de la muerte entran a la gloria, a la presencia de Dios y los impíos directo al infierno. Sus argumentos:
El Catecismo de Heidelberg a la pregunta: ¿Qué consuelo te proporciona la resurrección del cuerpo? Responde: “Que después de esta vida, no solo mi alma será inmediatamente llevada a la presencia de Cristo, su cabeza; sino también, este mi cuerpo, será levantado por el poder de Cristo, se unirá de nuevo con mi alma y será hecho semejante al glorioso cuerpo de Cristo.” A pesar de ello, él reconoce que muchos teólogos reformados hablan de un estado intermedio.
Cita como argumentos de la Biblia:
- Pablo dice que estar ausente del cuerpo es estar presente al Señor en 2Cor.5:8.
- Describe su deseo de partir y estar con Cristo. Fil.2:3.
- Jesús le dio al ladrón de la cruz la gozosa promesa de que ese mismo día estaría con Él en el paraíso. Lc.23:43. A la 2 Cor.12:3-4 paraíso solo puede significar el mismo cielo.
A pesar de ello no aborda el tema con claridad y deja sin explicar un sin número de interrogantes, entre las cuales se encuentra:
- El sentido del juicio final si ya las almas están en su lugar final. Será solo para los que vivan?
- Qué sentido tiene la expresión cielos nuevos y tierras nuevas a la luz de la concepción de Berkof.
Hoekema y Gerald Nyenhuis, sin embargo se inclinan a favor de un estado intermedio. Un tiempo en que el creyente ya experimenta la comunión con Dios; se encuentra en la presencia de Cristo pero no con la plenitud total que espera. Mientras que el impío se encuentra en un estado de expectación de juicio.
Conclusión:
Creemos en la existencia continuada del alma y que dicha existencia encuentra su fuente en Dios.
Bibliografía.
- Teología Sistemática. Luis Berkof.
- Lo que creemos los cristianos. Vol.2. Gerald Nyenhuis.
- La Biblia y el futuro. Antonio Hoekema.