En lo adelante desarrollaré una serie de breves meditaciones sobre los puntos de vistas arminianos que discordan con la postura calvinista. El primero de los tales lo trato hoy:
1. La Caída del Hombre
Dios ha determinado salvar a través de Jesucristo aquellos de la raza humana caída y pecadores quienes por la gracia del Espíritu Santo creen en El, pero deja en pecado el incorregible y el incrédulo.
En primer lugar, si los que creen lo hacen por la Gracia del E.S. (afirmar otra cosa sería herético) debemos concordar con uno de las dos siguientes ideas:
1- La gracia (especial no común) se aplica a unos pocos (En ese caso estaríamos hablando de elección).
2- La gracia (gracia común) es para todos los seres humanos, solo algunos responden positivamente a esa gracia.
Los arminianos concordarían con la idea número dos a lo que se puede preguntar:
- ¿Por qué algunos responden y otros no?
Las causas podrían ser dos: En primer lugar porque no todos pueden responder a la gracia de Dios que los invita al arrepentimiento. En segundo lugar porque no todos quieren responder por causa de su entendimiento entenebrecido.
Si afirmamos que se debe a que no todos pueden responder al llamado del Espíritu, estamos afirmando que algunos pueden hacerlo, por lo tanto son pecadores con una “mejor” condición espiritual que el resto. Esto contradice abiertamente las Escrituras, que afirma: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” y “…la paga del pecado es la muerte”. O sea, todos los pecadores se encuentran en el estado de muerte espiritual. No puede afirmarse que existan grados para calificar la muerte espiritual, 60% muerto, 30% muerto. La muerte es un estado absoluto y definitivo. Una persona viva puede decidir suicidarse, pero una vez que está muerta no puede escoger resucitarse. Los muertos en delitos y pecados (o sea todas las personas sin Cristo) están enemistadas contra Dios. Dice la Biblia que “no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”. No pueden, aun cuando quisieran (después veremos que tampoco quieren) hacer la voluntad de Dios por cuanto “…el que hace pecado, esclavo es del pecado”.
miércoles, 31 de octubre de 2007
lunes, 29 de octubre de 2007
Elementos fundamentales de la doctrina calvinista.
Elementos fundamentales de la doctrina calvinista.
- Soberanía absoluta divina.
- Incapacidad Total Humana.
- Justificación por fe solamente.
- Elección por gracia incondicional.
- Sacrificio eficaz de Cristo.
- Unidad espiritual y universal de los elegidos.
- Seguridad de los elegidos.
Soberanía absoluta divina.
Es la única base para una fe sólida. La soberanía absoluta divina quiere decir que toda realidad es producto de los decretos divinos hechos antes de la creación del mundo. Esto implica que Dios está en control de todo cuanto acontece, sea bueno o sea malo. No quiere decir que Dios causa la maldad, ni que es autor del pecado, ni que disfruta de los sufrimientos de sus criaturas. Todo lo que pasa forma parte de un plan que redundará en la gloria de Dios.
Fundamentos de la doctrina de la soberanía absoluta divina:
- Los atributos divinos de Omnisciencia y Omnipotencia.
Hechos.15:18.
Ap.19:6.
Si aconteciera algo que no fuera la voluntad de Dios tiene que ser solo por dos razones: 1- Dios no sabía que iba a ocurrir, por tanto no lo pudo impedir. 2- Dios sabía que iba a ocurrir pero no tenía el poder para impedirlo. En cualquiera de los dos casos se está negado un atributo divino, y Dios no puede negarse a sí mismo. En el primer caso, Dios no sería omnisciente y en el segundo no sería omnipotente. De modo que si Dios sabe todo lo que va a suceder y no lo impide, aun teniendo el poder para ello se debe a que es su voluntad que ocurra.
- La voluntad inmutable de Dios.
Dios es inmutable, o sea no se muda o cambia. Heb.6:17-19.
Hay que distinguir entre dos aspectos de la voluntad divina para entender su inmutabilidad:
1- Voluntad de Mandamientos.
2- Voluntad de propósitos.
Dios expresó su voluntad de Mandamientos por medios de edictos o leyes morales. Por ejemplo: El decálogo (Diez mandamientos).
Dios permite que su voluntad de mandamientos sea transgredida o violada (si Dios no lo permitiera nadie robaría, mataría, mentiría), de este modo los seres humanos pecan transgrediendo los edictos morales de Dios. Pero cuando Dios decreta que va a cumplir algún propósito nadie lo hace cambiar de parecer (Por esa razón tenemos la confianza que vamos a la gloria con Él, porque lo ha decretado y no cambia de opinión.)
Si no fuera por la voluntad de mandamientos de Dios los hombres no podrían pecar. Si no fuera por la voluntad de propósitos no tendríamos la confianza de que Dios va a cumplir con sus promesas.
La voluntad de mandamientos de Dios es resistible y mutable (Por ejemplo las leyes ceremoniales han cambiado o se han abrogado, aunque los edictos morales como No matarás o No cometerás adulterio permanecen).
La voluntad de propósitos de Dios es irresistible e inmutable. Son propósitos eternos.
Is.46:10.
Heb.6:17-18.
Ef.1:11.
Dan.4:35.
Is.14:27.
Una pregunta que surge es por qué Dios permite que el ser humano peque, o mejor aun por qué Dios permitió que Lucifer pecara y tentara al ser humano. Sabía Dios que esto iba a ocurrir? Podría haberlo impedido?
R-
Evidentemente, no solo Dios sabía que esto iba a ocurrir sino que lo concibió en su plan divino, y no fue su voluntad impedirlo. Ahora como podemos creer esto sin creer que Dios es el autor del pecado y de la maldad existente. Como punto de partida debemos entender que la justicia de Dios es perfecta justicia (Sal.19:9), mientras que la nuestra está corrompida, que el conocimiento de Dios es verdadero conocimiento (Sal.136:5), mientras que el nuestro es conocimiento viciado y limitado. De manera que lo que entendemos por justicia humana está viciada por el pecado. Dios como Creador tiene el derecho de hacer con sus criaturas lo que desee (Ro.9:14). Todo cuanto Dios hace tiene el propósito esencial de glorificarle, Dios no hace nada por causa nuestra en primera instancia, todo cuanto hace es para su sola gloria. Es bueno con sus criaturas porque eso le glorifica. Concibió un plan donde el hombre peca y se rebela contra Él para luego restaurarlo también porque eso le glorifica. “Por cuanto están más alto los cielos que la tierra, así también están más alto los pensamientos de Dios que nuestros pensamientos.” Dios no es el autor del pecado porque fue el ser humano y no Dios quien pecó en el jardín del Edén, Dios manifestó su voluntad de mandamiento a través de un edicto moral: “No comas del árbol…”, el hombre debía escoger entre obedecer o desobedecer, (aunque sabemos que en el plan estaba que desobedecería), y conforme al libre albedrío que Dios le dio en el principio (y que perdió cometiéndose voluntariamente al pecado “Porque el que hace pecado, esclavo es del pecado…”). La elección de pecar del hombre no fue forzada por Dios, ciertamente Dios le dio la libertad de hacerlo y lo hizo. Dios no motiva a nadie a pecar como no lo hizo con Adán y Eva. Se desconoce porque Adán y Eva siendo “buenos en gran manera” sucumbieron ante la tentación. Algunos especulan que Dios los hizo buenos y los llenó de virtudes pero no le dio el don de la perseverancia. Sobre el tema solo se puede especular, la Biblia no aclara por qué. Como puedes ver es el calvinismo el que provee una respuesta bíblica para estas preguntas, el arminianismo ni se las plantea no porque no sean dudas de los arminianos sino porque a ese sistema doctrinal no le es posible proporcionar una respuesta medianamente inteligente. Como buenos cristianos tenemos que aceptar la voluntad de Dios confiando en su justicia, y agradecer el amor especial que profesa por sus elegidos por gracia.
- Dios es dueño de todo, por lo tanto, controlador.
- Soberanía absoluta divina.
- Incapacidad Total Humana.
- Justificación por fe solamente.
- Elección por gracia incondicional.
- Sacrificio eficaz de Cristo.
- Unidad espiritual y universal de los elegidos.
- Seguridad de los elegidos.
Soberanía absoluta divina.
Es la única base para una fe sólida. La soberanía absoluta divina quiere decir que toda realidad es producto de los decretos divinos hechos antes de la creación del mundo. Esto implica que Dios está en control de todo cuanto acontece, sea bueno o sea malo. No quiere decir que Dios causa la maldad, ni que es autor del pecado, ni que disfruta de los sufrimientos de sus criaturas. Todo lo que pasa forma parte de un plan que redundará en la gloria de Dios.
Fundamentos de la doctrina de la soberanía absoluta divina:
- Los atributos divinos de Omnisciencia y Omnipotencia.
Hechos.15:18.
Ap.19:6.
Si aconteciera algo que no fuera la voluntad de Dios tiene que ser solo por dos razones: 1- Dios no sabía que iba a ocurrir, por tanto no lo pudo impedir. 2- Dios sabía que iba a ocurrir pero no tenía el poder para impedirlo. En cualquiera de los dos casos se está negado un atributo divino, y Dios no puede negarse a sí mismo. En el primer caso, Dios no sería omnisciente y en el segundo no sería omnipotente. De modo que si Dios sabe todo lo que va a suceder y no lo impide, aun teniendo el poder para ello se debe a que es su voluntad que ocurra.
- La voluntad inmutable de Dios.
Dios es inmutable, o sea no se muda o cambia. Heb.6:17-19.
Hay que distinguir entre dos aspectos de la voluntad divina para entender su inmutabilidad:
1- Voluntad de Mandamientos.
2- Voluntad de propósitos.
Dios expresó su voluntad de Mandamientos por medios de edictos o leyes morales. Por ejemplo: El decálogo (Diez mandamientos).
Dios permite que su voluntad de mandamientos sea transgredida o violada (si Dios no lo permitiera nadie robaría, mataría, mentiría), de este modo los seres humanos pecan transgrediendo los edictos morales de Dios. Pero cuando Dios decreta que va a cumplir algún propósito nadie lo hace cambiar de parecer (Por esa razón tenemos la confianza que vamos a la gloria con Él, porque lo ha decretado y no cambia de opinión.)
Si no fuera por la voluntad de mandamientos de Dios los hombres no podrían pecar. Si no fuera por la voluntad de propósitos no tendríamos la confianza de que Dios va a cumplir con sus promesas.
La voluntad de mandamientos de Dios es resistible y mutable (Por ejemplo las leyes ceremoniales han cambiado o se han abrogado, aunque los edictos morales como No matarás o No cometerás adulterio permanecen).
La voluntad de propósitos de Dios es irresistible e inmutable. Son propósitos eternos.
Is.46:10.
Heb.6:17-18.
Ef.1:11.
Dan.4:35.
Is.14:27.
Una pregunta que surge es por qué Dios permite que el ser humano peque, o mejor aun por qué Dios permitió que Lucifer pecara y tentara al ser humano. Sabía Dios que esto iba a ocurrir? Podría haberlo impedido?
R-
Evidentemente, no solo Dios sabía que esto iba a ocurrir sino que lo concibió en su plan divino, y no fue su voluntad impedirlo. Ahora como podemos creer esto sin creer que Dios es el autor del pecado y de la maldad existente. Como punto de partida debemos entender que la justicia de Dios es perfecta justicia (Sal.19:9), mientras que la nuestra está corrompida, que el conocimiento de Dios es verdadero conocimiento (Sal.136:5), mientras que el nuestro es conocimiento viciado y limitado. De manera que lo que entendemos por justicia humana está viciada por el pecado. Dios como Creador tiene el derecho de hacer con sus criaturas lo que desee (Ro.9:14). Todo cuanto Dios hace tiene el propósito esencial de glorificarle, Dios no hace nada por causa nuestra en primera instancia, todo cuanto hace es para su sola gloria. Es bueno con sus criaturas porque eso le glorifica. Concibió un plan donde el hombre peca y se rebela contra Él para luego restaurarlo también porque eso le glorifica. “Por cuanto están más alto los cielos que la tierra, así también están más alto los pensamientos de Dios que nuestros pensamientos.” Dios no es el autor del pecado porque fue el ser humano y no Dios quien pecó en el jardín del Edén, Dios manifestó su voluntad de mandamiento a través de un edicto moral: “No comas del árbol…”, el hombre debía escoger entre obedecer o desobedecer, (aunque sabemos que en el plan estaba que desobedecería), y conforme al libre albedrío que Dios le dio en el principio (y que perdió cometiéndose voluntariamente al pecado “Porque el que hace pecado, esclavo es del pecado…”). La elección de pecar del hombre no fue forzada por Dios, ciertamente Dios le dio la libertad de hacerlo y lo hizo. Dios no motiva a nadie a pecar como no lo hizo con Adán y Eva. Se desconoce porque Adán y Eva siendo “buenos en gran manera” sucumbieron ante la tentación. Algunos especulan que Dios los hizo buenos y los llenó de virtudes pero no le dio el don de la perseverancia. Sobre el tema solo se puede especular, la Biblia no aclara por qué. Como puedes ver es el calvinismo el que provee una respuesta bíblica para estas preguntas, el arminianismo ni se las plantea no porque no sean dudas de los arminianos sino porque a ese sistema doctrinal no le es posible proporcionar una respuesta medianamente inteligente. Como buenos cristianos tenemos que aceptar la voluntad de Dios confiando en su justicia, y agradecer el amor especial que profesa por sus elegidos por gracia.
- Dios es dueño de todo, por lo tanto, controlador.
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miércoles, 17 de octubre de 2007
Juan Calvino. El teólogo de la Reforma.
Juan Calvino es considerado el teólogo más eminente de la reforma protestante. Nació en Noyon el 10 de julio de 1509. Recibió enseñanza formal para el sacerdocio en el Collège de la Marche y en el de Montaigue, dependientes de la Universidad de París.
Alentado por su padre a dedicarse al Derecho, en lugar de a la teología, Calvino ingresó también en las universidades de Orléans y Bourgues.
Con poco más de veinte años adoptó los puntos de vista que movieron a Lutero a iniciar la Reforma Protestante del siglo XVI: La negación de la autoridad papal, el énfasis en la Palabra de Dios como única norma de fe, vida y conducta de la Iglesia, además del principio de que la salvación es por Gracia, no a través de las obras.
Su obra teológica más eminente es, sin dudas, La Institución de la Religión Cristiana. En este tratado Calvino acentúa el manifiesto contraste entre el poder total de Dios y la pequeñez del hombre, perdido por el pecado y sin posibilidad de salvación por medios y voluntad propia. En cuatro volúmenes se encuentran sistematizados todos los elementos esenciales de la fe evangélica, la mayoría de los cuales se encuentran presente en la doctrina de todas las iglesias evangélicas:
Libro Primero: Aborda el tema del conocimiento de Dios como Creador y Supremo Gobernador del Orbe.
Libro Segundo:Trata el conocimiento de Dios como Redentor en Cristo, el cual fue manifestado primeramente a los patriarcas veterotestamentarios y después a nosotros a través del Evangelio.
Libro Tercero: Versa sobre la manera de participar de la gracia de Jesucristo y los frutos y efectos que se obtienen de dicha participación.
Libro Cuarto: Abunda sobre los medios externos empleados por Dios para llamarnos a la compañía de Su Hijo y para que permanezcamos en ella.
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